martes, 9 de marzo de 2010

¿ONCE MIL VÍRGENES?


Al leer sobre el número de asistentes el pasado domingo a las manifestaciones anti-aborto que se celebraron en diversas capitales de provincia, he recordado una anécdota que se atribuye a El Brocense.


Ya saben, Francisco Sánchez de las Brozas, más conocido como El Brocense, un lingüista de la segunda mitad de nuestro siglo XVI, pero que resulta un claro predecesor de Noam Chomsky. Gramático sobre todo, aunque jamás consiguiera la cátedra de gramática en Salamanca, a la que opositó dos veces, fue profesor de Retórica y Griego en aquella Universidad. Erasmista y racionalista, se atrevió hasta a criticar la forma literaria de los Evangelios: naturalmente lo persiguió la Inquisición –hasta tres procesos- y sólo su muerte en arresto domiciliario, ordenado por la sagrada policía, impidió una condena definitiva.


Pues bien, al Brocense se atribuye que, después de la clase y en los Claustros de la Universidad, discutía con sus alumnos sobre si hubo alguna vez once mil vírgenes o todo fue un error de un copista, ya que una M mayúscula, abreviatura o acrónimo de mártires, se tomó por el número romano mil y las once vírgenes mártires se transformaron en las famosas once mil, sobre las que novelara muchos años después D. Enrique Jardiel Poncela.


Algo de esto debe seguir sucediendo. Si en Zamora ambos periódicos daban una cifra prudente de manifestantes, que no llegaba a las 500 personas, en Madrid las sumas deben haber sufrido también un error de trascripción: según la empresa “Lynce”, especialista en cálculos de aglomeraciones humanas mediante estudios informáticos de imágenes fijas y en movimiento, en Madrid asistieron a la manifestación 9.726 personas. Los organizadores dicen que asistieron 600.000.


Sean 11 u 11.000 las famosas vírgenes, pienso que cualquier mujer está en su perfecto derecho a elegir entre la castidad o crucificarse entre los dos maderos curvados de los besos, como tan poéticamente dijera Cesar Vallejo. La misma libertad debe predicarse para algo tan serio y tan íntimo como es la maternidad.

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