martes, 28 de diciembre de 2010

LA DEMOCRACIA Y CHILLIDA


Ayer leía la columna de Antonio Baños, que hablaba del “gesto artístico” que suponía el que unos cacos de Getafe hubieran robado un Chillida para vendérselo a un chatarrero a cambio de 30 euros. No era un acto de ignorancia, decía, sino un gesto supremo de subversión artística: una demoledora “performance” sobre la verdadera función del arte. Si el chatarrero hubiera fundido el Chillida ¿el metal resultante hubiera continuado siendo materia artística?


En el mismo periódico, Isaac Rosa alertaba sobre el peligro del ciberentusiasmo por haber logrado parar, de momento, la ley Sinde: wikileaks se ha topado con los filtros de los magnates de la prensa tradicional y Assange está sufriendo en sus carnes una persecución muy poco virtual. Por otra parte no es lo mismo parar esta ley, que, lamentablemente, puede acabar saliendo por otras vías, que parar la reforma laboral o la ley de las pensiones.


También leo que en el último encuentro secreto, celebrado el 19 de diciembre, entre Zapatero y su ministro de trabajo con los jefes de CCOO. y UGT, el presidente de gobierno transmitió su decisión inamovible de elevar la edad de jubilación a los 67 años y un modelo de negociación colectiva que coincide al cien por ciento con el propuesto por la patronal.


Cuando un presidente de gobierno que se dice socialista sostiene tan inconmoviblemente una postura como esta, en efecto, uno ya duda si lo importante y lo significativo es el hierro o es Chillida, si el verdadero arte de la política es sólo el poder y donde coño resida ese poder, que es la materia y la verdad de la obra de arte.


Probablemente estos idiotas perderán el poder, porque una mayoría cabreada de entre cerca de 20 millones de electores es den una patada en el culo. Y probablemente, con la derecha en el poder, iremos todavía peor: porque lo democrático no es lo que opine un electorado cabreado y ausente. Democrático es lo que reparte poder entre la gente, entre usted y yo, entre todos. Y me temo que no es eso lo que vaya a pasar.

martes, 21 de diciembre de 2010

LA EDAD DE JUBILACIÓN


Parece que están decididos, pese a quien pese, a retrasarnos la puñetera edad de jubilación. Ya en otra ocasión he hablado en estos comentarios de soluciones al estilo de Jonathan Swift, en las que el ingenioso creador de Gulliver proponía, malthusianamente, que para acabar con la pobreza en la católica Irlanda, donde los papistas engendraban y parían niños en exceso, la solución pasaba por cocinar adecuadamente y comerse a los tiernos infantes, demostrando las ventajas económicas evidentes de tales medidas.


Como Uds. y yo somos mucho menos listos que D. Felipe González Márquez y no disponemos de ningún Consejo de Administración como el de Gas Natural-Fenosa que nos coopte a los 68 añitos para ofrecernos más de 200.000 euros anuales; y mucho menos listos aun que D. José María Aznar y de las JONS, que une a los ingresos de su empresa familiar Fazmatella, los derivados de las asesorías de Doheny Global Group (Energía e inversión inmobiliaria), J.E. Roberts (operaciones inmobiliarias), además de las empresas del magnate Robert Murdoch, tendremos que buscar alguna solución más radical para la lamentable jubilación que piensan dejarnos.


Por eso, algo desesperado por la escasez de medidas activas para enfrentarnos a la jodida reforma laboral y, sobre todo, a la maldita jubilación a los 67 años, he pensado en proponerles una medida de resistencia pasiva digna de Jonathan Swift.


Ya que nos quieren retrasar la edad de pasar al bendito estado de jubilación, la medida pasa por no llegar, ni de coña, a esa dorada edad. Basta de sufrido deporte, pilates y zapatilla en interminables paseos que no conducen a ninguna parte. Basta de prohibición de humos y de cuidarnos como gilipollas para vivir unos años donde la mierda de pensión que quieren dejarnos no nos va a llegar ni para pipas.


Reivindiquemos los tiempos de sexo, drogas y rock and roll, reivindiquemos el botellón colectivo y pandillero y, los que ya peinamos canas, metámonos de una sola tacada seis buenas botellas de vino de Toro.


Desengañémonos: los muertos no gstan, ni ponen en peligro el sistema de pensiones.

martes, 7 de diciembre de 2010

FARSA Y LICENCIA DE LA REINA CASTIZA


Abusando de la libertad que la SER y Marichu García me conceden para estos comentarios, hoy, en medio del puente, he pensado en dedicar este a la “Farsa y licencia de la reina castiza”, obra de D. Ramón María del Valle-Inclán, escrita en 1920, aunque no pudo estrenarse hasta 1931, con el advenimiento de la Segunda República y gracias a los buenos oficios de D. Cipriano Rivas Cherif. Este viernes Contratiempo Teatro, grupo de aficionados al que me honro pertenecer, la representa a las ocho y media en el Teatro Principal de Zamora.


En esta obra, cumbre de la farsa expresionista, Valle nos sitúa en la corte española de Isabel II, antecedente inmediato de la España de la Restauración monárquica. Allí, con ironía grotesca, nos cuenta la historia de un chantaje por el que un estudiante sopista y sinvergüenza, amante, entre otros muchos, de la oronda reina, consigue, mediante la venta de dos cartas amorosas con la corona real, nada menos que el arzobispado de Manila.


La puesta en escena sólo ha consentido mantener las acotaciones de presentación de cada acto, ejecutadas magníficamente por Agustín García Calvo, pero si ustedes leen la obra, verán que, además de los versos que dicen los actores, otros, tan buenos si no mejores, definen el decorado, los personajes y sus acciones. Así, para hablar de la reina, leemos:


Lucero se precia con toses de guapo,
ríe la comadre feliz y carnal
y un temblor cachondo le baja del papo
al anca fondona de yegua real.


Al describir la Gran Preboste, posiblemente el inverecundo exprogresista Luís González Bravo, Valle apunta:


El fraque azul abotonado, media guedeja
y la gavina derribada sobre la oreja,
pintando chirlos en el aire con el bastón
hace su entrada el Gran Preboste: un fantasmón.


Y D. Francisco de Asís de Borbón, rey consorte de adornada voz de eunuco, bien hubiera merecido los versos que luego le dedicará en la serie del Ruedo Ibérico:


Paquito Natillas
es de pasta flora
y orina en cuclillas
como una señora
o:
Y Don Francisco de Asís
sacando la minga muerta
en el quicio de una puerta
lloriquea y hace pis.