martes, 30 de septiembre de 2008

CRISIS


Mc Cain y Obama, Obama y Mc Cain. Todos juntos en unión defendiendo la bandera de la santa tradición… Un plan para el rescate de los podridos activos tóxicos con los que se han venido lucrando los especuladores: 700.000 millones de dólares de los contribuyentes para salvar a los mandantes y de paso a los propios contribuyentes porque de los mandantes dependen sus ahorros y sus puestos de trabajo. O sí, o sí: Obama o Mc Cain ¡Vaya una elección! ¡Y viva la democracia! Pero de repente el Congreso dice NO al plan de George W. Bush y todo se va al carajo y la Bolsa de Nueva York se hunde como nunca en su historia.


¿Sabían ustedes que en 1999 el Presidente Clinton y su Secretario del Tesoro, Robert Rubin (ahora asesor económico de Obama) fueron los principales promotores de la derogación de la ley Glass-Steagall, una ley que fue aprobada en 1929 para poner freno a la especulación que condujo a la famosa crisis de ese año? ¿Sabían ustedes que en el Congreso de los EE.UU. la derogación fue impulsada por el exsenador republicano Phil Gramm, uno de los principales asesores de Mc Cain? La política en Estados Unidos depende demasiado de Wall Strett como para que sus líderes puedan pensar de modo independiente.


¿Y aquí en España? Pues mas de lo mismo. Zapatero se alegra mucho de que Obama se acuerde del país e invita a la juerga a Rajoy. Al fin y al cabo ambos disfrutan de los mismos “menages” donde después de puta, pones la cama.


Ya son Fortis en el BENELUX e HIPOREAL ESTATE en Alemania, además de los bancos británicos… ¿Qué pasará ahora? ¿Y quien coño lo sabe?

martes, 23 de septiembre de 2008

Crisis e impuestos





En estos días en que la patronal pide un paréntesis al libre mercado, en que el premio Nóbel de economía Joseph Stiglitz compara la crisis para el capitalismo con la caída del muro de Berlín. En estos días en que los gobiernos se disponen a nacionalizar las pérdidas pagando con nuestros impuestos la voracidad de los especuladores, no está de mas recordar las distintas formas con que el poder –el que sea- ha venido extrayendo a los sufridos súbditos las cantidades necesarias para mantenerse y reproducirse: Alcabalas, almojarifazgos, bollas, capitación, cientos, décimas, diezmos de la mar y de la plata, donativos, excusados, expolios y vacantes, fondo pío beneficial, jumazgas, generalidades, infurción, lanzas, lezdas, martiniega, medias annatas, mesadas, millones, moneda forera, papel sellado, parias, peajes, pedidos, portazgos, portorium, quema, quinto real, regalías, rentas de la sal, del tabaco, de Granada y provinciales, servicios y montazgos ordinarios y extraordinarios, sisa, subsidios, tablas de Navarra, talla, tercios reales, tercio diezmo, tributo y yantar.


Y ello por no hablar de los impuestos eclesiásticos: annata, concordia, congrua, derechos de estola, en sus variedades blanca y negra, pie de altar, diezmo, en sus especies de eclesiástico, de judíos y moros, de legos y de barrannos; la luctuosa, que era un gracioso impuesto por el que dejabas tu mejor bien mueble a la Iglesia o te podías despedir de que te enterraran en sagrado; las primicias, la refacción eclesiástica y el voto de Santiago, impuesto mentiroso donde los haya, pues ni existió la batalla de Clavijo, ni Santiago está enterrado en Compostela.


Viene esto al caso, en nuestra Zamora, por una noticia que daba Tania Sutil en “La Opinión” de 14 de agosto: Nos informaba que el Ayuntamiento sacaba al cobro 62.000 recibos para una recaudación de 11,6 millones de euros en concepto de Impuesto de Bienes Inmuebles. El artículo no habla de plazos de pago.


Pero mirando la página web del Ayuntamiento resulta que anuncia que los recibos se ponen al cobro el 16 de agosto al 15 de octubre. Lo gracioso del asunto es que hasta la fecha -23 de septiembre- parece que ningún ciudadano ha recibido ni uno sólo de dichos recibos. Eso si, la página del Ayuntamiento advierte que, una vez transcurridos los plazos, los recibos se incrementarán con los correspondientes recargos ejecutivos y de apremio y, como no, con los intereses de demora.


En fin. Para demora la suya. Pero esa no paga réditos: ni siquiera electorales ¡Porca miseria!