martes, 31 de marzo de 2009

MESOCRACIA UNIVERSAL


Cuando expongo a mis alumnos los resultados de las elecciones de Febrero de 1936 –las elecciones que ganó el Frente Popular- suele llamarles la atención la presencia, entre las grandes coaliciones de izquierda y derecha, de un único diputado que se titulaba como “mesocrata” . Ni en las grandes enciclopedias (Espasa, Larousse o Uthea), ni en Internet, hay prácticamente referencia alguna al personaje: solamente en la página web del Congreso de los Diputados se consigna que, efectivamente, hubo un diputado por Jaén con esa denominación en aquellas elecciones, sin que se den mas detalles. También en enero de 2006 aparece un intento de reconstruir aquel partido mesocrático, intento que no debió pasar del manifiesto de esa fecha, a la vista de la absoluta falta de referencias posteriores.


El llamado Partido Mesocrático Universal había sido fundado en 1930 por un extraño ingeniero, inventor entre otras cosas del “sistema Acuña de rueda elástica”, llamado D. José de Acuña y Gómez de la Torre, que, pese a sus excentricidades, llego a ser elegido Diputado nacional en el Parlamento. Sus propuestas, además del sagrado término medio en el que siempre se situaba, pasan por facilitar a toda la población del país la llamada “papilla integral” y llegó a tener como emblema de partido un plato con un tenedor y una cuchara cruzados sobre él.


Me viene a la memoria el olvidado arbitrista cuando observo las exitosas cabriolas de Doña Rosa Díez o cuando leo que, aquí en Zamora, Miguel Angel Mateos, tras votar el plan de urbanismo del Partido Popular, se propone montar una coalición de partidos formados, eso si, todos por “independientes”.


También me acuerdo de una vieja canción de Víctor Jara, y esta si que se puede escuchar en “you-tube” en varias versiones:

“Arrímese mas pa´ca
aquí donde el sol calienta
si usted ya está “acostumbrao”
a andar dando volteretas.
Usted no es ná
ni chicha, ni limoná,
se la pasa manoseando
caramba, zamba, su dignidad”

martes, 24 de marzo de 2009

LA DEMAGOGIA DE LAS GENTES DE ORDEN


El 7 de mayo de 1931, apenas tres semanas después de proclamada la Segunda República Española, los periódicos publicaban una carta pastoral del Cardenal Segura, arzobispo de Toledo y primado de España por obra y gracia de Alfonso XIII, que acababa de dimitir, al menos temporalmente, de la corona que supuestamente tenía desde antes de nacer. En esa carta, anterior a cualquier quema de conventos y al famoso artículo 26 de la Constitución, a la que todavía le faltaban pocos meses para nacer, Segura, además de manifestar la gratitud de la Iglesia española para con el depuesto rey por haber consagrado el país al Sagrado Corazón de Jesús, alertaba a los católicos contra las graves conmociones y amenazas de anarquía a las que el país se veía sometido. Tras llamar a una “cruzada” de oraciones y sacrificios, comparaba la situación con la de Baviera en 1919, salvada, según él, del bolchevismo precisamente por la actuación de los católicos alemanes.


Que los bolcheviques españoles apenas llegasen al millar en aquella primavera de 1931 importaba poco: de lo que se trataba era de agitar las aguas en la recién nacida democracia española y de levantar una bandera para aglutinar una oposición a la esperanza republicana.


Se produjo entonces lo que Corpus Barga llamó “ese fenómeno tan español: la demagogia de las gentes de orden”, fenómeno que ha vuelto a repetirse en cada ocasión en que han visto amenazado el mas pequeño de sus privilegios.


En este momento en que no sabemos si hay que organizar cacerías de linces bajo la dirección de Bibiana Aido o boicotear a las desalmadas farmacias que venden condones, resulta consolador el que, al menos en algunas cofradías de la muy rancia Semana Santa de Zamora, se haya impuesto la sensatez. Leo que algunos presidentes como Félix Rodríguez, Pedro García o María José Herrero, reconociendo la utilización política que se hizo de las procesiones durante la República y el Franquismo, quieren que se imponga el sentido común. ¡Lástima que, como siempre, no sea este el mas común de los sentidos!

martes, 17 de marzo de 2009

MY TAILOR IS RICH


“My taylor is rich” –mi sastre es rico- Ahora entiendo por qué la asignatura de Educación para la Ciudadanía debía impartirse en inglés en la Comunidad Valenciana. Con esa frase –mi sastre es rico- comenzaba un mítico curso de aprendizaje de inglés llamado método “Assimil”, creado en Francia por Alphonse Chérel en 1929. El método pronto se introdujo en España con el título de “El inglés sin esfuerzo” y sirvió a generaciones de ciudadanos para iniciarse en los fárragos del idioma de la pérfida Albión.


Este domingo he leído en “El País” las declaraciones de José Tomás, sastre del muy ilustre presidente del gobierno valenciano D. Francisco Camps. Allí hablaba de los últimos trajes de 1000 ó 1200 euros que elaboraba para tan importante personaje y del ceñidor o trabilla importado de Italia que había que colocarle en la parte trasera de los pantalones, no sabemos si para marcar paquete o para elevarle el bendito culo a una altura conveniente. Allí hablaba de zapatos “Crokett & Jones”, de los que ignoro donde tendrán la música, y de las sesiones de toma de medidas en el Hotel Ritz de Madrid, donde acostumbraba a alojarse el señor presidente.


“Que vida tan diferente
la suya y la mía, sr. Presidente…”
como cantaba el pobre Quintín Cabrera, que acaba de morirse.


Me he tomado la molestia de consultar los precios de este hotel en su página web: la habitación mas barata –classic- cuesta 572,45 euros por noche. A partir de ahí empiezan a subir hasta los 3.852 euros por noche de la suite presidencial y 5.350, la suite real. Como no me imagino que el sr. Camps se pague de su bolsillo los viajes oficiales, pueden ustedes calcular por cuanto nos salen a los ciudadanos los desplazamientos de tan elegante personaje.


Recuerdo a los oyentes que el salario mínimo interprofesional es de 624 euros al mes para una jornada de trabajo de 40 horas semanales. Harán bien estos señores en atender las reivindicaciones salariales de la policía, no sea que algún parado con hipoteca pendiente les endilgue un mordisco en la trabilla de los pantalones.


Entretanto, ya lo saben: habrá que empezar a perfeccionar el inglés. Empiecen conmigo: “My taylor is rich…”

martes, 10 de marzo de 2009

CORRUPCIÖN Y ENSIMISMAMIENTO


En 1935 un escándalo de corrupción acabó con el Partido Radical de Lerroux que venía gobernando el país, con el apoyo de la CEDA –la derecha dura del momento- desde las elecciones de noviembre de 1933. El escándalo se conoció con el nombre de estraperlo, que luego se popularizaría para designar los chanchullos y marranadas que enriquecieron a unos cuantos después de nuestra Guerra Civil.

Dos aventureros –Strauss y Perlo- intentaron introducir una especie de “ruleta científica” que funcionó ocho horas en el casino de San Sebastián y una semana en el hotel Formentor de Mallorca. Para ello gastaron la ridícula suma de 500.000 pesetas en sobornos, incluido el regalo de algunos relojes, a diferentes amigos políticos de Lerroux, bien situados en el Ministerio de Gobernación. Aquello fue, según la gráfica expresión del siempre ingenioso Conde de Romanotes, “un Panamá de calderilla”.

Aquel “Panamá de calderilla” supuso, sin embargo, que el partido de Lerroux pasara en las siguientes elecciones de febrero de 1936, de 102 a 4 diputados. ¡Así de sensible resultaba entonces la opinión pública a las cochinadas del poder!

Este domingo he leído en El País la columna de Joaquín Estefanía titulada “voto y corrupción”. Por mas que recurre al estudio de los profesores Jiménez y Cainzos sobre la “repercusión electoral de los escándalos políticos” o al “Informe sobre la democracia en España 2008” de la Fundación Alternativas, el periodista no acaba por explicarse la supuesta absolución que el voto popular otorga a las tramas corruptas.

“Zamora ensimisma” rezan los carteles turístico-publicitarios en la calle. No sólo la vieja Zamora, el país y todo este mundo opulento sacudido por la crisis están ensimismados. Ensimismada, vieja, tahúr, zaragatera y triste. Y yo estoy asquerosamente viejo y cansado para salir de mi “enmimismamiento”.

martes, 3 de marzo de 2009

POPULISMO PUNITIVO


Creo que ya lo he contado alguna vez: andaba yo en segundo de derecho estudiando el “Compendio de Derecho Civil” de D. Federico de Castro y Bravo, cuando tropecé con la definición: “No diremos con los corifeos de la Escuela de Viena que el derecho sea la voluntad racionalizada del vencedor”. La voluntad racionalizada del vencedor…, la definición superaba con mucho la de Ulpiano, los escolásticos o las de los románticos historicistas o iusnaturalistas a las que yo estaba acostumbrado: no era consoladora, pero era realista y añadía, además, el término “racionalizada” que la separaba de la mera arbitrariedad del poderoso.

Y es precisamente de esa racionalidad de lo que yo quería hablarles. Que unos padres desesperados por el asesinato de sus hijas reclamen mayor contundencia en los castigos es perfectamente comprensible. Pero la compasión que su dolor inspira no nos puede cegar hasta caer en la irracionalidad, por mas que muchos medios de comunicación y los demagogos del momento parezcan empeñarse en lo contrario. Y, sin embargo, esta desgraciada tendencia que hoy se conoce como “populismo punitivo” –el endurecimiento de los Códigos Penales a partir de un morbo vengativo natural o provocado- va en aumento.

Hace algo mas de dos décadas que comenzó, en Estados Unidos, lo que daría en llamarse política de tolerancia cero. Una orientación policial conocida como “broken windows” –ventanas rotas- condujo a que las más mínimas infracciones, o incluso sospechas, debían ser objeto de medidas represivas para que el delito no fuera a más. Se construyó así, paralelamente, lo que ha terminado siendo la “Criminología de la Intolerancia”, con el aumento exponencial de las distintas policías, la fijación de las detenciones preventivas como objetivos y la privatización de las prisiones y centros de custodia.

No nos engañemos: pese a su aparente modernidad son los mismos conservadores de siempre, esos que piensan que tranquilidad viene de tranca. Es evidente que los hombres no somos ángeles: yo mismo experimento unos enormes deseos de estrangular a Juan Manuel de Prada cuando oigo las bobadas que expele en “Intereconomía”. Pero me comprimo, cambio de canal y me hago el firme propósito de no volver a leer nada de este tipo. Otras veces, simplemente me río.