martes, 12 de enero de 2010

UNA CONSGNA ESTÚPIDA


La reducción de significado que suponen los eslóganes y consignas siempre ha producido un cierto rechazo entre quienes quieren acercarse a la realidad social y política con ánimo de racionalidad y algún espíritu científico. Y ello sin dejar de reconocer su indudable eficacia en la propaganda, la publicidad y como medio de agitación.


Lo malo es que, a veces, los eslóganes, por contundentes que quieran parecer, lo que en realidad formulas es una mentira demás de una tontería. Esto es lo que ha sucedido con la pancarta que le ha costado tres semanas de prisión incomunicada en Dinamarca a Juancho López de Uralde, dirigente de Green Peace en España, y a tres activistas más de esa organización. La consigna que desplegaron en la sábana era una estupidez: “Los políticos hablan, los líderes actúan”


Después de desvalorizar la política –que, por lo visto, sólo sirve para que algunos hablen y hablen- se insta a unos políticos a actuar como líderes, suponemos que como líderes políticos, porque no querrán que se conviertan en líderes deportivos, de audiencia o de cualquier otra función simbólica –siempre peligrosa- que les quieran proponer. Vamos, algo así como “si Ud. no hace nada por el clima será un simple político hablador y no un líder, que es algo mucho más importante”.


El problema es que estos activistas, cuya causa evidentemente hay que apoyar, que han desarrollado en tantos casos magníficas acciones de indudable impacto social y que analizan con tanto rigor los efectos ecológicos del capitalismo, parecen haber olvidado cual es la verdadera naturaleza del Estado, de todos los Estados: “El Estado es el producto y la manifestación del carácter irreconciliable de las contradicciones de clase (…), el Estado es un órgano de dominación de clase, un órgano de opresión de una clase por otra, es la creación del orden que legaliza y afianza esta opresión amortiguando los choques entre las clases”


Los políticos, sean líderes o no, actúan, vaya si actúan: de momento detención y tres semanas de prisión incomunicada ¿Hace falta más acción? Pues ahora llega el turno de los jueces: López de uralde se enfrenta, “por su peligroso atentado”, a una condena que podría suponerle otros 7 años de prisión.

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