martes, 20 de enero de 2009

CALABACIFICACIÓN


Cuando a un general romano se le otorgaba un “triunfo” y desfilaba victorioso por las calles de Roma, pegado a su carro llevaba un esclavo que, para evitarle la excesiva soberbia y exhortarle al cumplimiento del “ius” y el “fas”, le recordaba que no era Dios.


Fuese la frase que el esclavo recitaba “memento mori” (recuerda que morirás) o, como quería Tertuliano, “Respice post te. Homine te esse memento” (Mira tras de ti. Recuerda que eres un hombre), el significado viene a ser el mismo.


Me pregunto quien será, entre los miles de funcionarios y escoltas que le acompañan, el que advertirá al primer Presidente negro de los Estados Unidos de América.


La “apoteosis” era la deificación del emperador. Prescindiendo del culto al mitológico Rómulo-Quirino, fueron emperadores de carne y hueso, los asesinos de la República, los que comenzaron con la simpática costumbre de declararse dioses, aunque al principio tuvieran la prudencia de levantar sus templos y estatuas fuera de la ciudad de Roma. ¡Que no hubieran dado Cesar, Octavio y sus sucesores por disponer de la CNN y de todas las putas cadenas de televisión del mundo que llevan días y días dándonos la soberana paliza.


Según Suetonio, las últimas palabras de Vespasiano fueron “puto deus fio”, que no quiere decir lo que cualquier malpensado, ignorante del latín, puede deducir, sino “creo que me estoy transformando en un dios”. No se si a Obama le pasará lo mismo.


En una encuesta que leía el domingo sobre lo que una serie de personas esperaban del nuevo presidente, la respuesta que mas me gustó fue la de un cura de Entrevías, que afirmaba que no esperaba nada de ninguna persona que ocupe el poder. Tampoco tenían desperdicio los comentarios de Noam Chomsky o Paul Krugman sobre el nuevo emperador… Que espabile, no sea que su “apoteosis” se transforme en la “Apocolocyntosis” de Séneca, donde el supuesto cordobés relataba la calabacificación del divino Claudio, en la que el emperador tartamudo se transformaba, no en un dios, sino en una calabaza.

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