martes, 8 de diciembre de 2009

NOCHEVIEJA UNIVERSITARIA



El curso 1972-73 apareció por la Facultad de Derecho de Madrid un curioso personaje procedente de Granada: el catedrático de Historia del Derecho Rafael Gibert. Muy cercano al Opus Dei, había hecho sus pinitos en aquella fábrica ideológica que Albareda y sus cofrades habían depredado a la Junta de Ampliación de Estudios y a la Institución Libre de Enseñanza, y aquel curso se premiaban sus servicios con una plaza en la Complutense y el puesto de vicedecano.


Rafael Gibert estaba loco o se lo hacía. Desde su misma llegada se dedicó a complementar la labor de la policía reventando las Asambleas por el procedimiento de cantar villancicos o enzarzarse en discusiones estrafalarias con quien quisiera entrar al trapo de sus provocaciones: todavía recuerdo a Luís Mari, un curioso sobrino de Arias Navarro, anarquista él, que era uno de sus alumnos favoritos…


Para enfrentarse a la creciente agitación universitaria, aquel provocador discurrió otra idea: promocionar la Tuna. Ya se sabe, jolgorios, clavelitos, alcohol y casa de Troya sobre manifestaciones, expedientes y detenciones…


La táctica, como se ve, es bien antigua, sólo que ahora se le añade el negocio, la marca registrada y la promoción del turismo a esta necia diversión por decreto. La Nochevieja Universitaria tiene patrocinadores, managers, seguros, protocolos sanitarios y de orden público y no se cuantas zarandajas más para conseguir lo mismo:


El vano ayer engendrará un mañana
vacío y ¡por ventura! pasajero.
Será un joven lechuzo y tarambana
un sayón con hechuras de bolero…


La guinda la han puesto las Nuevas Generaciones del P.P. zamorano reivindicando la sana alegría de la fiesta, el orden y las bebidas isotónicas, capaces de convertir la jarana en un devoto rosario del alba ¡Ojalá que este rosario de estupideces no acabe como el rosario de la aurora!

No hay comentarios: