Como el domingo estaba gris y frío y era, además, día de difuntos, decidí quedarme en casa al amor de la calefacción y mis lecturas. Dada la fecha y pensando en este “comentario”,releí uno de los últimos artículos de aquel maestro de comentaristas que fue Mariano José de Larra. ¿Recuerdan? Se titula precisamente “El día de difuntos de 1836”
Allí Larra identificaba Madrid con el cementerio (“el cementerio está dentro de Madrid. Madrid es el cementerio”…) iniciando una imagen que va a ser usada con frecuencia. Dámaso Alonso – si, de los Dámasos y Gerardos a los que insultaba con razón Neruda - iniciaba su “Hijos de la ira” con aquel “Madrid es una ciudad de mas de un millón de cadáveres (según las últimas estadísticas)" y un poeta amigo mío se expresaba así hace 30 años:
“A Madrid le hace falta llenar de crisantemos
toda esta vastedad de tumbas desoladas
porque nos hemos muerto una tarde, en noviembre,
y se ha poblado el cielo de metálicas cruces.”
toda esta vastedad de tumbas desoladas
porque nos hemos muerto una tarde, en noviembre,
y se ha poblado el cielo de metálicas cruces.”
Parece evidente que el pesimismo de Larra, Dámaso y mi amigo no conocía el cosmopolitismo, las diversiones y la alegría de vivir en una ciudad como nuestra Zamora…
Pero, volviendo a Larra y a su artículo, allí se decían muchas mas cosas. Paseando por aquel Madrid-cementerio se encuentra con el Palacio Real, leyendo en el frontispicio: “Aquí yace el trono: nació en el reinado de Isabel la Católica, murió en La Granja de un aire colado”.
En la armería lee el siguiente epitafio: “Aquí yace el valor castellano, con todos sus pertrechos RIP”; más adelante “los Ministerios: Aquí yace media España; murió de la otra media”. También encuentra: “Aquí yace la Inquisición, hija de la fe y del fanatismo: murió de vejez” y “la Cárcel: Aquí reposa la libertad de pensamiento”
Para acabar de ser actual se topa, incluso, con “La Bolsa: Aquí yace el crédito español” y termina mirando dentro de su corazón y hallando "¡Espantoso letrero! ¡Aquí yace la esperanza!"
Tenía D. Mariano José un ánimo parecido al mío, que estoy aquí, hablándoles de vejeces escritas hace 172 años, cuando podría comentar ese libro que una periodista del OPUS ha escrito sobre una reina de España. Pero no me ha salido de los fundamentos.
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