martes, 16 de noviembre de 2010

BELLO GESTO


La gripe que la semana pasada me tuvo con fiebre y encamado privó a los sufridos oyentes de las manifestaciones de las nauseas que me había originado el domingo anterior la entrevista que Juan José Millás realizó en El País al ciudadano Felipe González Márquez, donde el expresidente, con soltura pedantesca de niño repipi, venía a despejar la equis evidente de una repugnante y simplona ecuación de primer grado (1+x=2, por ejemplo)


Pero como ya ha pasado una semana, quede para Felipotan mi profundo desprecio y voy a hablarles de un bello gesto que me reconcilia con el mundo y me demuestra que todavía existe gente que representa todo lo contrario que los señores de las equis. Me refiero al realizado desde Australia por el artista madrileño Santiago Sierra, al serle concedido el Premio Nacional de Artes Plásticas 2010. Al día siguiente de su concesión, rechazó el premio y sus correspondientes 30.000 euros –cinco millones de pesetas- porque, como dijo, “no quería colaborar con un Estado que es cómplice de guerras dementes y que, entre otras muchas cosas, dona el dinero común a la banca”.


En la entrevista que le hacía Ángeles García en El País del pasado viernes, precisaba más: “creo haber expuesto con mucha claridad mis razones en mi carta a la Sra. González Sinde. No obstante, y por explicárselo de otro modo, digamos que ni por treinta ni por ochenta mil euros le daré nunca la mano a cómplices de la incoherente barbarie bancaria y militar, ni tampoco a gente que trabaja activamente contra el bien común”


A los que no entienden por qué, si rechaza el premio, aceptó el encargo de trabajar en el Pabellón de España en la Bienal de Venecia, les dice: “Pues es bien simple de entender, en un caso te pagan por una reverencia y en el otro por hacer tu trabajo. Mi trabajo, evidentemente, no es hacer genuflexiones ante nadie”


¡Yo creo que difícilmente podría haberlo dicho mejor!

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