martes, 26 de octubre de 2010

WIKILEAKS Y LA "POSTURA COMÚN"


En un artículo de Umberto Eco aparecido este domingo en el diario Público, el ilustre polígrafo italiano se preguntaba por qué los occidentales –incluida en primera línea Dª Carla Bruni- nos horrorizamos ante el anuncio de la posible lapidación de una mujer iraní y somos insensibles a las muchas ejecuciones legales que se realizan en Estados Unidos. Concluye Eco diciendo que a veces piensa, con Cioran, que la creación del mundo se le escapó a Dios de las manos y quedó a cargo de un demiurgo chapucero, torpe y borracho: habría que reformular el quinto mandamiento que ya no sería un “no matarás”, a secas, sino un “no matarás, sin permiso”.

Yo pienso que esta insensibilidad no obedece sólo a la distancia y al aislamiento del insensible, como en aquel conocido experimento psicológico en que se pedía a un sujeto que torturara a otro haciendo girar un reóstato con el que aplicaba supuestas corrientes eléctricas: si se veía y oía al torturado, una persona normal sólo era capaz de una pequeña dosis de dolor; si solamente se le oía, pero no se le veía, las dosis aumentaban notablemente y llegaban al máximo si, a pesar de saber lo que estaba haciendo, no se podía ver ni oír al sujeto pasivo del experimento. No es sólo un problema de distancia y aislamiento, porque hoy día los Estados Unidos e Irán están tan cerca de nosotros como cualquier otra parte del mundo.

El problema es la manera como comunican loas horrores quienes tienen el poder, el inmenso poder, de llegar a nosotros cada día creando eso que llaman opinión. Por eso, las revelaciones de los cerca de 40.000 documentos que constituyen los llamados “Papeles de Irak” han preocupado tanto a los autores del horror, aunque inmediatamente hayan aparecido periodistas que digan que ya se sabe que esas cosas ocurren en todas las guerras.


Mientras los autores y los cómplices de las matanzas, las torturas y los asesinatos se dan golpes de pecho cada domingo y claman contra el terrorismo, terrorismo, terrorismo –no olvidemos que la guerra de Irak la inició una coalición encabezada por el trío de las Azores- la civilizada Europa no tiene respuesta alguna para esa barbarie. Eso sí, no se apean de la puta moralina cuando se trata de mantener la llamada “postura común” frente a Cuba. ¡Qué repugnante hipocresía!

martes, 19 de octubre de 2010

LOS CONTRATOS DE LA DIPUTACIÓN


Se pongan como se pongan los periodistas, para mi es evidente que la derecha española siempre ha preferido, en lugar de té, chocolate con mojicones. Aquí si ponen un impuesto al té no arrojan al mar, disfrazados de indios, el cargamento de tres barcos; aquí se zampan el té, el chocolate y los mojicones, se quedan con los tres barcos y montan un negocio de regatas para uso propio.

Si les parece que exagero miren el ejemplo del último acuerdo del equipo de gobierno de nuestra venerada Diputación Provincial: suprimir la subasta pública como método de contratación de la institución en las obras de menos de 200.000 euros. La subasta será sustituida por un procedimiento negociado sin publicidad donde sólo serían llamadas tres empresas que deben cumplir los siguientes requisitos: estar inscritas en un registro de licitadores de la propia casa y haber trabajado para la Diputación en los últimos dos años o ser empresas zamoranas pertenecientes a las patronales AZECOP o ASCONZA.

Y esto lo hacen con el cínico argumento de defender el empleo zamorano, como si no fuera evidente que una empresa más eficiente y que se conformara con menores márgenes de beneficios sería mejor, no sólo para el empleo, sino también para el conjunto de los ciudadanos que pagan los impuestos que mantienen a la Santísima Diputación.

Habría que oír los gritos de los patriotas si los malísimos nacionalistas catalanes y vascos se reservaran su mercado exclusivamente para ellos: aunque tuviéramos más tribunales constitucionales que juzgados de primera instancia, no iban a dar abasto.

Lo más graciosos del liberalismo de los diputados provinciales del P.P. es que, al exigir el requisito de pertenecer a AZECOP o ASCONZA, como si no hubiera empresarios zamoranos que no pertenecen a ninguna de las dos, están estableciendo una cláusula “closed shop” que hoy no apoyan ni los más celosos defensores del poder sindical, porque viene a derivar en la sindicación obligatoria.

Pero ya se sabe: a esta derecha la educaron sus papás y sus abuelitos en el patriótico grito de “si ellos tiene ONU, nosotros tenemos dos”.

martes, 5 de octubre de 2010

TRINIÁ


“Triniá, mi Triniá
la de la trenza morá
carita de nazarena
con la Virgen Macarena
yo te tengo compará.
Algo tu vida envenena
qué tienes en la mirá
que no me pareces buena
Triniá, ay Trini, ay Trini, mi Triniá.”

Desde el domingo por la noche no me quito esta copla de la cabeza.


Es evidente que la rubia ministra de Sanidad no tiene la trenza morada, ni ese misterio en los ojos que atemoriza a los pintores de las mujeres fatales, pero, ¿Qué quieren ustedes?, la libre asociación es así de irracional y llevo casi dos días tarareando inconscientemente la cancioncilla.


Les digo esto porque a mí el triunfo de Tomás Gómez sobre Trinidad Jiménez en las primarias de Madrid me ha dejado completamente frío. Lo decía la semana pasada Francisco Bustelo en “El País”: hubiera sido preciso saber si alguno de los candidatos se situaba en el ala izquierda del PSOE, en el centro o en el sector más liberal y derechista. Se debiera haber conocido la postura ideológica de los contendientes respecto a los muchos problemas que afectan al difícil futuro de la mayoría de ciudadanos. Pero nada de esto se ha producido en el circo mediático montado alrededor del acontecimiento.


La pugna ha sido puramente personal entre dos ambiciones, cruzadas por los recelos, envidias, zancadillas y pequeños rencores entre los miembros de un aparato anquilosado por las jerarquías burocráticas de quienes hacen una profesión de la inquietud política de la ciudadanía. Democracia de imagen, ni siquiera imagen de democracia.


No es que yo pretenda que, a estas alturas, vuelvan a liarse a puñetazos, como hicieron Luís Araquistain y Julián Zugazagoitia el día de la elección de D. Manuel Azaña como presidente de la República, pero entonces ser socialista y defender una determinada política, quería decir algo. Desde luego, Gómez y Jiménez no son Indalecio Prieto, ni Margarita Nelken. Y da pena: a mí me da pena.